La Casa de Belmonte reúne las condiciones necesarias para retirarse a escribir: Espacio, tiempo, naturaleza, silencio y si se tercia, alguna que otra sobremesa. Los 300 m2 de la casa son para un máximo de 4 huéspedes al mismo tiempo, lo que otorga la privacidad y el aislamiento que requiere el ejercicio de la escritura.
El Jardín de las tertulias. Situada junto a la casa, la terraza jardín de María y Jordi es el escenario para encuentros y debates con los huéspedes de la casa. Un chute de sol, paisaje y aire puro, además del espacio suficiente para guardar las distancias necesarias.
Belmonte
Belmonte de San José es una población de 90 habitantes donde lo superfluo brilla por su ausencia. Aquí uno encuentra todo lo que necesita para dedicarse a su obra: oxígeno de calidad, espacio físico y mental, naturaleza poco transitada, luz mediterránea, cielos estrellados, una tienda mínima y un bar de pueblo.
Cómo llegar por carretera
Zaragoza-Belmonte: 1 h 40 min (129,3 km) por N-232
Valencia-Belmonte: 2 h 36 min (213,9 km) por N-232
Barcelona-Belmonte: 2 h 57 min (236,8 km) por N-420
Madrid-Belmonte: 4 h 20 min (383,8 km) por A-2 y N-211
Bilbao-Belmonte: 4 h 16 min (437,8 km) por AP-68
Buses y trenes
También podéis coger tren hasta Caspe (renfe.com) o hacer uso de las líneas regulares de autobús hasta Alcañiz (hife.es) ambas, poblaciones cercanas a Belmonte y con servicio de taxi.
Lugares de interés
PISCINAS NATURALES MATARRAÑA-BAJO ARAGÓN DÓNDE BAÑARSE
Dicen de nosotros…
https://www.yorokobu.es/la-casa-de-belmonte/
2 respuestas a “La Casa”
Pasé un intenso mes escribiendo aquí. Tanto la casa, como el pueblo y el entorno me proporcionaron las condiciones inmejorables para concentrarme y llevar a cabo lo que me había propuesto y que en tantos otros lugares no habría sido posible. Un sitio muy especial.
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En ningún otro sitio he encontrado un sosiego tan propicio para desarrollar mi escritura. Aquí las horas transcurren silenciosas, el tiempo parece detenerse para que las ideas fluyan con libertad. En algún instante he llegado a pensar que el sonido de mi teclado era lo único que se escuchaba en el pueblo. En este lugar todo es sencillo, calmado, perfecto para ejercer la creatividad. Me va a costar marcharme tras quince días en la Casa de Belmonte. Ya la echo de menos.
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